7 de Noviembre 2012

 

DEFENDIENDO  MI  PEDAZO  DE  CIELO

 

                          Por Fernando Llama

 

De seguro es porque he llegando a la edad  en que el teatro y los camiones  te cobran la mitad,  lo cierto es que cada día duermo menos, pero ello tiene sus ventajas, pues observas cosas que otros no ven  por dormir de mas, como por ejemplo …el amanecer.   

 

Mi reloj interno me levanta todas las mañanas al punto de amanecer, mas diría ,  30 minutos antes de que la luz llegue, y utilizo esos minutos de obscuridad para vestirme ,  poner el café y sacar a la Leidy – mi perra-  a dar un paseo. Una vez que he regresado, lleno  mi termo de un  aromático café  cuya variedad de granos seleccione y molí previamente,  y mientras aquel aroma se mezcla con los aromas del pasto húmedo por el  rocío de la noche  ,   coloco mi mecedora  en el porche de mi casa y me dispongo a observar desde mi palco preferente  la opera prima  que está por salir a escena.

 

Como todo teatro, el espacio del escenario tiene sus medidas, al igual que las tiene  MI PEDAZO DE CIELO,  ese pequeño espacio azul que Dios a puesto ahí para que yo lo vea – a EL- y que orientado exactamente al poniente es limitado por las bardas de mis vecinos  hacia los lados,  y hacia abajo ,  las copas verdes de los arboles  de la acera de enfrente.  

 

A una cuadra de distancia y recortada su silueta  sobre el cielo, se yergue  una frondosa palmera – sembrada por Don Heriberto Ramos- que evoca mis años de juventud  cuando ambos teníamos 10 años, - yo de 1.60 y ella de 4 metros-  , y al pasar bajo su sombra con rumbo al colegio  le arrojaba una piedra  a sus macollas de dátiles para llevarme algunos comiendo con rumbo a la parada del camión.  

 

Hoy  día  cuando ambos estamos por arribar a los 60, yo llegue al metro con 85, y pareciera que ella con sus 15 metros de altura, creció lo suficiente como para rebasar las copas de los árboles y atisbar  silenciosa el devenir de aquel  niño que comía de sus frutos 50 años atrás. 

 

De pronto,  el sol sale a mis espaldas,  y moviendo sus pinceles empieza  a colorear  nube por nube de diferentes colores, el aire aun es fresco, y el olor a hierba verde y flores de los prados vecinos, se mezclan con el aroma del café que sigo degustando mientras observo ese pequeño espacio de cielo que estoy seguro que Dios creó solo para mí.

 

El café se acaba, el día se ilumina, las gentes se levantan y los coches empiezan a pasar por la calle a toda prisa llevando niños a los colegios y personas al  trabajo, y el telón del amanecer se cierra. El día corre en veces rápido y en veces lento a según del ánimo con que lo hayas vivido, pero al punto de las 7 ,  el mundo se desacelera nuevamente , los coches dejan de pasar, el barullo se oye cada vez menos y yo que voy llegando del trabajo me baño a toda prisa,  y whisky en mano, con hielo, escoses, y de una sola malta si fuera  posible, me siento  nuevamente en mi mecedora,  y espero oír en mi imaginario teatro, la clásica voz de:  tercera llamada, tercera, llamada.... empezamos…porque la segunda parte de la obra “atardeceres” ..está por comenzar.

 

De pronto, la magia empieza , las nubes que semejaron durante el día copos de algodón , se ven nuevamente coloreadas de un rosa pálido que contrasta con el azul fuerte del cielo que las rodea  , y en aquel caleidoscopio de colores ,  siento que “El” artífice de la obra  nuevamente se asoma a saludar al respetable en aquel pedazo de cielo, y nos dice que el día a concluido , con sus penas y sus alegrías , sus trabajos y sus experiencias, y que es hora de desacelerar el corazón y contemplar el espectáculo  – rezar, diría Baruch Spinoza - .

 

Y ahí estoy yo,   observando como los aviones que vuelan hacia el Nor-Poniente, cruzan mi pedazo de cielo  dejando tras de sí una blanca cauda que  al instante se mezcla con los colores de las nubes. Minutos más tarde, el sol se ha retirado, otra parte del mundo reclama su presencia y su belleza,  un telón negro tachonado de estrellas se cierra ante mis ojos, y yo dejo mi palco preferente para retirarme a dormir

 

                                      -----------------------------------------------------

 

Y  bien, la decisión es difícil,  los robos frecuentes  y la desaparición de macetas, adornos  y medidores de agua  aunada a la inseguridad que impera en La Laguna, me hacen tener que decidir en fecha próxima si sacrifico MI PEDAZO DE CIELO  para cubrirlo con una enorme  y  segura barda de ladrillo que me hará sentir más seguro, pero que invariablemente cubrirá el pedazo de cielo que me correspondía como habitante que he sido de esta colonia. 

 

La decisión es muy difícil, son 58 años de vivir en esta colonia y 30  de vivir en esta casa disfrutando de sus paisajes, así que el precio que me piden que pague en aras de la seguridad…es alto.

 

COROLARIO:  En un alarde de sabiduría casera, creo que el  “eclecticismo”  será de momento  mi mejor opción.  Me resguardare Si , un poco del exterior, pero solo en la parte de la cochera, haciendo una puerta metálica y eléctrica. Le pondré a la reja de entrada  un pistón que la mantenga  siempre cerrada  y hasta un nuevo candado colgare de ella como arete  de “cholo” , pero de momento, ¡esperare un poco!  , tendré fe en que las cosas van a cambiar , comprare el  abono de mi butaca mañanera por un año más , sin obstrucciones que  limiten  el paisaje , estaré pendiente del devenir de la delincuencia  y en un año más – Dios primero- decidiré  si mantengo mi butaca preferente o de plano, si las cosas no cambian o siguieran "in crescendo" , muy a mi pesar subiré la barda y con ella renunciare para siempre  al pedazo de cielo que me había tocado y que he disfrutado mucho durante los  últimos 33 años de mi vida.