14 de Enero  2021

 

OTRA DE MIS HISTORIAS BUCÓLICAS…de monte y cacerías.

 

Lo que les voy a platicar fue cierto , sucedió tal y como se los digo , mas aun…YO ESTUVE AHÍ , y sin embargo , y tan solo 30 AÑOS DESPUÉS…las gentes tan queridas de mi historia.. ya murieron , la propiedad … cambio de dueño y si acaso “de todo ese espacio de tiempo” , solo sobreviven mis letras , que de no haberlas pasado a papel , rancho, vivencias , personas , amores y aventuras habrían quedado olvidadas bajo los polvos de la historia….

 

“LA JARITA” ….DE DON JOSÉ PERALES

 

Por Fernando Llama

 

A priori había pensado en cambiar los nombres de los personajes de mi historia para que , como dicen en las películas , “proteger a los inocentes” , a lo que yo agregaría : Para no llevarme una regañada de algún pariente lejano al que no le parezca que ventile su historia , o me equivoque en ella – como en veces sucede porque muchos datos vienen pasándose por “TRADICION ORAL” , esto es : Que se van contando de unos a otros , atreves de los tiempos- , pero viendo que ya casi todos los personajes de la historia murieron , esto más que una charla , ya es...."HISTORIA" , y las historias "deben de contarse" , para que los que vienen atrás sepan realmente ...que fue lo que paso:

 

Platican en sus charlas de café los titiriteros de Cuatro Ciénegas , que en mi caso me lo platicó mi buen amigo Don Miguel Guevara (q.e.p.d) , que había un próspero empresario de Chihuahua, que entre sus muchas propiedades tenía un gran rancho ganadero de 20 mil hectáreas en el norte de Coahuila llamado “LA JARITA” – de hecho eran 2 predios juntos ( La Jarita y el Carmen – creo- ) pero todos lo conocíamos como “La Jarita” - , al que periódicamente iba desde Chihuahua – cuentan que en avioneta- a visitarlo, y ver que todo estuviera en orden.

 

Cuentan – aunque no me consta- que el ganadero a quien llamaré Don Simón - porque ya no recuerdo cómo se llamaba- tuvo un hijo con la hija del vaquero que tenía en su rancho , pero con todo y todo , ahí en el monte nada cambió , - y ni se enteraron jamás en Chihuahua- porque Don Simón siguió manteniendo ahí al vaquero , a su señora , a la hija del vaquero y a su nuevo vástago a quien puso el nombre de JOSÉ.

 

Con el tiempo José creció, y probablemente - como así se estila en esos casos- adoptó el apellido PERALES de su Madre y su abuelo . Cuando los abuelos murieron y probablemente también su madre , fue José quien termino supliendo a su padre en el trabajo del rancho y paso a ser el nuevo vaquero del gran rancho LA JARITA.

 

Y fue ahí por los años de 1987…. Cuando aparezco yo en escena.

Un buen día de hace más de 30 años , llega a mi consulta una bella señora con un par de niños con los dientes más chuecos que un cocodrilo, así que tras algunas platicas previas, les puse frenos y empezó el tratamiento.

 

Los cambios estéticos que sufrieron los muchachos encantaron a su mamá, que se hizo cada vez más platicadora conmigo. Y fue así que supe que estaba casada con Alejandro Perales, hijo de Don José Perales dueño del rancho LA JARITA…..y al respecto me comentó:

 

Que el padre de Don José -su suegro-, era de Chihuahua, y que al morir había dado orden de que el rancho pasara a ser propiedad de Don José, que por aquel entonces ya tendría mas de 50 años – susto que debieron llevarse sus hijos Chihuahuenses- , pues ellos , que jamás iban al rancho , solo sabían que José era el vaquero . De su relación filial con Don Simón , ya lo supe luego por boca de Miguel Guevara.

 

Cuando la señora Perales supo que me gustaba la cacería, me ofreció fuera a su rancho algún día, cosa que de momento lo tomé solo como “mera cortesía” . Y fue hasta que un día, mientras comía en un Restaurante , escuche que en la mesa de junto decían : Para venados grandes los de LA JARITA de Don José Perales , y fue ahí que pensé…ahora sí que le voy a tomar la palabra.

 

Al año siguiente - Diciembre de 1988 - me dice mi amigo Javier Gidi que si vamos de cacería y yo lo invito a conocer la famosa JARITA , lo malo fue , que ya había terminado a los niños PERALES y no tenía contacto ni teléfono de su mamá , pero animado con que ya me habían invitado, nos lanzamos al monte.

 

Llegar fue difícil, porque tardamos unas 10 horas en llegar al rancho , - primero había que llegar a Cuatro Ciénegas , luego a Ocampo , y de ahí agarrar la "brecha" de terracería que va a "Química del Rey" - 5 horas por pavimento y 5 mas por terracería, preguntando por aquí y por allá en cada rancho , y las señas que nos daban cada vez que nos acercábamos a un rancho a preguntar eran: atrás de aquella sierra, 30 Km más delante y entre aquella loma y la otra.

 

Por fin y luego de 10 horas y 6 perdidas , llegamos a la famosa JARITA ya pardeando la tarde , y nos acercamos a la Casa del Rancho donde conocimos a MERCEDITAS ( Mercedes) una amable y sencilla señora de "trenzas" con pinta de “esposa del vaquero” – y de hecho era la esposa del vaquero…y también “dueña” del rancho”- , a la que contamos que Alejandro su único hijo , nos había invitado a que fuéramos a su rancho , omitiendo decirle – obviamente- que no fue su hijo sino su "nuera" quien nos había invitado , no fuera a ser que esta no tuviera permiso para hacer invitaciones.

 

En eso se ven a lo lejos 2 “polvos” – así se dice en el monte cuando vienen 2 camionetas levantando polvo - y dejando la compañía de Merceditas nos salimos al camino a esperar a la primera camioneta donde dijeron venía Don José a quien obviamente no conocíamos físicamente. Al llegar la camioneta nos tocó conocer a una persona realmente fuera de serie, gordito, amable, simpático, sencillo y con un camioneta Ford último modelo “de poca madre” , de la que luego les hablaré.

 

Luego de saludarlo le dije que Alejandro su hijo nos había invitado a lo que respondió: Que bueno que los invitó, y sirve que lo saludan hoy, pues ahí viene en la camioneta de atrás…glug

 

Tarde 17 segundos y medio en pensar que hacer para solucionar el entuerto , y como soy de reacción rápida y segura , al llegar la 2ª camioneta, me acerqué a ella y al bajar Alejandro – a quien tampoco conocía - le di un fuerte abrazo y le dije que era el dentista de sus hijos y que su mujer me había dicho que a ver cuándo venía a visitarlos al rancho, y ..."pos na ….que ahí estaba" .

 

Alejandro, gente sencilla de campo- al igual que su padre- , me devolvió el abrazo y me “agradeció” por mi trabajo con sus hijos y abrazados los 2 ( fue ahí que Don José – que nos miraba un poco alejado- entendió que lo que le había dicho era cierto…glug ) finalmente entramos en su sencilla casa, hecha con adobes y con techos de carrizo y paja.

 

Al instante prendieron una lámpara de petróleo que me llamó la atención que traía pegado a la parte superior del cristal , un envase de cartón de leche de forma cuadrada, lo que hacía que la lámpara hiciera “más tiro” - , y por ende la llama era mayor, e iluminaba totalmente la habitación. Buen truco que jamás volví a ver en ningún lugar.

 

Al día siguiente Don José nos dijo que hacía más de un año que no veían un venado en el rancho, pero que le terqueáramos a ver si teníamos suerte.

Al amanecer , y a solo 20 minutos de haber salido del rancho se nos atravesaron 2 venados machos de buena cornamenta, que abatí al instante de 2 certeros disparos. Solo había pasado una hora y ya volvíamos al rancho cargados con carne para todo el mes.

 

Cuando estábamos “pelando los venados” le dije a Don José , que yo solo venia por las “copinas” , - los cuernos - como trofeo – aunque omití por respeto , que obviamente me gustaría llevarme también algo de carne- , pero que la carne y los venados “eran suyos” , a lo que me respondió:

 

Llevo recibiendo cazadores en el rancho por más de 40 años y jamás me habían dejado “ni un pedacito de carne” , ya no digo 2 venados completos , así que mandó llamar a todos los ejidatarios que vivían en su rancho ( luego sabrán porque) en unas casitas ubicadas a unos 200 metros de la suya , y al instante repartimos los venados para que todos comiéramos carne fresca ese día .

 

Doña Merceditas la esposa de Don José, tendria unos 60 años , pero se veía de mas edad , pues el monte desgasta mucho - Don José era mayor- , el caso es que al punto de darle una pierna del venado , se puso a prepararla y nos sirvió de comida - en su casa obviamente- una pierna dorada con salsa y tortillas de harina que degustamos con hambre y gusto. (Nosotros estábamos acampados en una vieja bodega de la casa con nuestros sleepings)

 

Y Ud. se preguntara: Como está eso de que habían ejidatarios en su rancho ?, si para cualesquier ganadero, tan solo hablar de "ejidatarios" es hablar de “invasión de terrenos” ..pues déjeme que le platique:

 

Que cuando el rancho le fue heredado a Don José por su padre , Don José ya tendría arriba de 50 años y vivía ahí "solo con Merceditas" en un rancho de 20 mil hectáreas, así que siendo desde siempre una persona "humana e inteligente" , decidió seguir viviendo en su misma casita de adobes..SI , pero ya no quiso vivir SOLO , y con la sencillez propia de un hombre de campo se dijo:

 

Para que estar solo en una tierra de 20 mil hectáreas, llena de vacas que ni las puedo agarrar , mejor me voy al ejido – cerca del pueblo del Oro- , e invito a algunos de "mis amigos ejidatarios" – que tenía muchos- para que si quieren se vengan a vivir conmigo, y se traigan a sus familias y a sus "animalitos" , total de que aquí hay terreno de sobra y hay espacio para todos.

 

Y fue así que a solo 200 metros de la casita de Don José se formó una hilera de unas 20 casas de adobe con sus respectivas familias de ejidatarios , que vivían felices con Don José y lo ayudaban con el ganado que este tenía en el rancho y que eran unas 1200 vacas. Increible lo que la lógica y la convivencia humana pueden lograr.

 

Ante la imposibilidad humana de meter cada año todos los animales al corral para vacunarlos y herrarlos , las vacas se volvieron “cerreras” y bravas , y al no tener fierro se quedaron "orejanas" - sin marca en la oreja ni fierro de herrar- , en una palabra , eran mas bravas y ligeras que los mismos venados, es más , era más fácil “lazar un venado” en el monte …que lazar a una sola de sus vacas.

 

En otra ocasión me tocó visitarlo por 2ª vez cuando iba a entregar ganado a Don Benito González (ringo) (q.e.p.d) conocido comprador de ganado de Cuatro Ciénegas, y gran amigo mío, y así fue que observé el método que tenían de "juntar" el ganado que iban a vender.

 

Don José pedía la ayuda a sus 20 o 30 ejidatarios, y todos a caballo se escondían entre los arbustos de los aguajes donde el ganado abrevaba , y ahí esperaban pacientes a que algún grupo de vacas sedientas bajaran a beber , y cuando estaban bebiendo y medio distraídas , salían todos los vaqueros a caballo tras ellas hasta que lazaban en el monte 6 ó 7 becerros y 4 ó 5 vacas viejas , que luego subían a tirones a un camión de 3 toneladas que estaba también oculto en el monte, y llevaban luego toda la carga al rancho , para volver al rato a esconderse nuevamente para la siguiente “caza”.

 

Y así , a la vuelta y vuelta de varios días , le sacaban al rancho unos 200 o 300 animales en cada año, mismos que subían a los camiones que Don Benito González “Ringo” había mandado ex profeso en la víspera desde Cuatro Ciénegas , y ni pensar en "pesarlos" pues eran unas fieras , es mas , "ni los contaban" , todo lo mandaban "A JECHU" - palabra a la que no le encontré significado en la RAE , pero que en el monte significa: TODO MEZCLADO. Así era la confianza de Don José para Don Benito.

 

Una vez que salía el último camión cargado de ganado, Don José le daba al chofer un papelito escrito a lápiz y en un papel arrugado que decía:

 

Benito: Con lo que me vayas a dar de dinero , cómprame 20 costales de Maíz , 2 costales de frijol, 2 monturas muzqueñas buenas , una planta de luz de 12 caballos Lister , y una “camioneta Ford del año” , como la que tu tienes – aquella Ford polvorienta en la que yo lo conocí el día que llegué a la Jarita la primera vez ...se acuerdan ?- , y el resto del dinero …. yo imagino que se lo mandaba “EN EFECTIVO”, pues el banco mas cercano estaba en Cuatro Ciénegas…. a 5 horas, o se lo depositaría en una cuenta del pueblo para que luego lo fuera sacando con cheques cuando fuera al pueblo del ORO , por comida .

 

Al paso de unos días.....

 

.... llegaba al rancho una camioneta Ford último modelo, cargada con una planta de Luz lister también nueva – para sacar el agua para tomar , de él y de los ejidatarios - , para tenerla como Refacción de la planta vieja del pozo del agua, (siempre tenía las 2 juntas pues no se podían quedar si agua para beber) las 2 monturas de Muzquiz , los costales de mercancía.....y quizá...un fajo de billetes…ó dos.

 

Dos Anécdotas de despedida:

 

PRIMERA . En una ocasión que Benito González iba a visitar su rancho “Lagunetas” , se encontró a la camioneta de Don José parada justo a la mitad de la “Cuesta de Zozaya ” , al bajarse Benito a verlo , Don José le grito desde adentro - con mucha educación dicho sea de paso- :

 

Benito , “ábreme la pinche puerta” que esta chingadera que me mandaste es “eléctrica” y no sé ni cómo se bajan los vidrios , ni como se quitan los pinches seguros , …… y ya me ando “miando” .

 

SEGUNDA . En otra ocasión en que yo venía de trabajar el fin de semana en mi rancho El Espejo, apenas subir de la terracería a la carreta - cerca de Ocampo Coah- me encontré la camioneta de Don José parada a la vera del camino entre Ocampo y Cuatro Ciénegas. Al ver su camioneta me frené inmediatamente para saludarlo , pero como yo venía rápido y jalando una tráila con ganado , me vine parando como a 50 metros más delante .

 

Cuando Don José me reconoció , se bajó de su camioneta , y se fue caminando con dirección a la mía con los brazos abiertos – viejo hermoso- , que poca madre , ya mero lloró ahí mismo de la emoción. Después de ese día. Jamás lo volví a ver.

Luego , y al paso de pocos años , supe que tanto el cómo Merceditas habían muerto. El rancho después paso a Alejandro su hijo y este que vivía en Torreón y quizá no lo podía atender , finalmente lo vendió, y con el… TODA SU HISTORIA

 

COROLARIO:

 

Esa es la “gente del monte” , así piensa, así vive y así actúa, y en comparación con los que vivimos en la ciudad , creo que somos mas egoístas, creídos, altaneros , y pagados de uno mismo…que vergüenza pero si que hay mucha diferencia entre ambos.

 

Pasó el tiempo y Murió Don José, seguro que atrás de él se fue Merceditas. Alejandro heredó el rancho de su padre – como su padre lo heredo del suyo- pero la esposa de Alejandro –aquella paciente que me había invitado- murió de cáncer y supe que Alejandro vendió el rancho a “alguien”, que hoy debe de campear el rancho en su camioneta - quizá ya no una último modelo como la de Don José - sin saber para nada del enorme bagaje histórico y sentimental que hay en ese polvo ...que va levantando su camioneta.

 

Decía alguna vez mi amigo Benito González que a los ranchos se les quiere mucho, se les mima y se les cuida , pero irremediablemente - la mayorías - cambian de duelo cada 25 años, sea porque el dueño envejece y ya no los puede atender , o porque a los hijos - acostumbrados a la ciudad- no les interesa vivir en el campo . Será. Yo soy de la excepción ...tengo 40 años con mi rancho y decidí que será un "heredad" para que mis nietos vivan las aventuras de ganado y cacería ..que yo viví en el